La innovación abierta (IA) es una nueva estrategia de innovación por la cual las empresas van más allá de sus límites internos a la hora de concebir y desarrollar ciertos proyectos de I+D+I con enfoque de negocio. Basándose en la premisa de que “el mundo es mi departamento de I+D+I” y combinando adecuadamente sus conocimientos y habilidades internos y externos, las empresas se abren a compartir según nuevos esquemas de colaboración, los riesgos y los resultados de dichos

proyectos, que no tienen por qué ser tecnológicos, con toda una serie de agentes colaboradores (consumidores, usuarios, empleados, otras empresas, centros tecnológicos o de investigación, universidades...)

La noción de apertura al medio, al contexto, que hemos considerado básica al introducir la noción de innovación abierta (veáse la semana 2) tiene consecuencias muy diversas sobre los diferentes componentes y las fases de los procesos de innovación. En particular y de manera simplificada, los modelos de innovación abierta precisan que las organizaciones compartan con los agentes a los que dirigen sus productos/servicios una parte importante del proceso de desarrollo de esos mismos productos/servicios. Apostar por ese tipo de innovación significa que las formas de procedimentar el trabajo/desarrollo en el ámbito de la organización deben ser adecuadas al funcionamiento de los colectivos con los que se va a contar, en tanto que componentes decisivos de la nueva estrategia.
Para poder avanzar en esa acción organizativa, las formas específicas que adopta la organización base resultan claramente decisivas. Por ejemplo, y de manera destacada, aparece todo lo referido a la gestión de la información, su acceso y disponibilidad por parte de los colectivos participantes, que deberán conocer todo el ciclo del proceso para que puedan apropiarse de una buena parte de su desarrollo y poder contribuir en las fases precisas. A su vez, deberían disponer de ámbitos donde poder llevar a cabo las tareas que le son encomendadas o en las que están interesados en aportar/colaborar.

En lo pertinente  al campo educativo se trata de incorporar todos los elementos que forman parte de un mismo sistema, que constituyen las bases de la promoción de las TIC entre la ciudadanía, y que la aplicación del conocimiento compartido se ha desarrollado todo un ecosistema de innovación abierta ( como se ejemplariza con en el caso de la construcción de software libre), que ha permitido generar y proveer las herramientas adecuadas para los usuarios, y con la intervención de los usuarios en su elaboración. Porque, en efecto, si algo define el proceso de innovación abierta, es que en él pueden, y deben, intervenir todos los actores presentes en la cadena de valor del producto, incluida la "competencia", aunque ya sabemos que en lo que se refiere a las tecnologías abiertas este paradigma cambia en positivo.